Acaba de ser elegido Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, en una campaña plagada de desinformación y ataques permanentes entre los candidatos y por supuesto, entre los simpatizantes de cada uno de los aspirantes.
En esta coyuntura político apreciamos como uno de los periodistas más reconocidos de habla hispana, Jorge Ramos ha sido calificado, entre otros epítetos, como “vendido” y “manipulador de la información”.
Esa es una interpretación del periodismo,que para quienes ejercemos el periodismo es inaceptable. Sin embargo, en el caso puntual de Jorge Ramos al parecer se dio toda una errónea práctica de lo que es el periodismo como oficio.
Se ha perdido la ética, la equidad en la información y el respeto hacia la opinión pública. El equilibrio periodístico se perdió en el caso citado de Jorge Ramos.
Vimos como este periodista, en su afán por defender la causa hispana, se le olvido a este afamado comunicador que antes de ser simpatizante por una causa política, es periodista.
No recordó Jorge Ramos que la primera obligación del periodista es mantener distancia con los partidos políticos en disputa. El oficio de un periodista en una campaña política es desconfiar de los políticos.
El periodista esta para sacar a la luz lo que otros quieren ocultar. No para manipular con su micrófono o su pluma a sus oyentes o lectores.
He visto en esta disputa electoral como el medio de comunicación se convierte en juez e inquisidor del político opositor. Me aterro ver como el periodismo y la política partidista eran la misma cosa.
No me importan los políticos, yo no soy político, ni nunca quise serlo, pero me inquieta como por una causa personal, el periodista haya convertido el medio de comunicación donde trabaja, no se si con anuencia de los dueños del canal, en un juzgado de instrucción de cargos, en un difamador de ideas políticas sin ningún equilibrio informativo.
Y para rematar, este rosario de equivocaciones, la prensa difundiendo cada vez más noticias que más parecen comunicados de prensa del candidato de las simpatías.
Que paso con Jorge Ramos? Se equivocó, como el mismo lo ha reconocido. Jorge Ramos ahora es el periodista equivocado