He de recordar las miles de familias que hoy sufren en Colombia por culpa de los muertos de esta guerra persistente y continua de más de 50 años que aún no termina.
Las masacres y asesinatos cometidos por los actores de este conflicto armado absurdo que ha enlutado a Colombia, me ha hecho reflexionar en un escenario de perdón y reconciliación entre todos los colombianos que hoy anhelamos la paz.
Es cierto que este acuerdo firmado por las mas antiguas guerrillas de América latina y el gobierno de Santos no es perfecto, ni mucho menos la panacea para lograr la paz en Colombia es una, pero es paso muy importante en ese objetivo trazado por otros expresidentes desde hace unas décadas, acordémonos de los procesos de paz con el M19 y el EPl, que fueron exitosos y redundaron en la participación política de antiguos subversivos en las esferas políticas , Congreso, asambleas y concejos y de elección popular, alcaldes y gobernadores, con algún éxito.
¿Por qué no podemos recoger esas banderas de perdón y reconciliación y avanzar en el camino de una paz duradera? Tantos familiares de las víctimas de la guerrilla de las FARC que hoy han recibido con beneplácito el perdón de esta guerrilla insensata, en su tiempo grupo insurgente y narcotraficante, cruel y desalmado, que hoy pide indulgencia por sus fechorías.
Después de 50 años de lucha estéril, en donde ni el gobierno ni la guerrilla han ganado esta guerra fratricida, con miles de muertos y millones de desplazados, ¿por qué no le damos una oportunidad a la paz?.
¿Por qué no dejamos de politizar este proceso de paz que solo ha traído más virulencia entre sus detractores y animadores, entre los del SI y los del NO?
Esta campaña del plebiscito ha enfurecido aún más al país y la violencia es el pan de cada día entre los colombianos, y así queremos lograr la paz entre todos. Que paradoja que algunos quieran vivir en paz en medio de las balas.